- Había una vez un chiste tan, tan, tan, pero tan malo que le pegaba a los chistes más pequeños.
- Eso era un ordenador tan rapido, tan rapido, tan rapido que salia de un bucle infinito en solo seis segundos.
- Era una señora tan, tan, tan friolera, que hasta a las patas de la mesa les ponía medias.
- Había una vez una persona tan pobre, tan pobre, tan pobre que no tenia ni hambre.
- Había una mujer tan, tan, tan delgada, que cuando comía una oliva pensaban que estaba embarazada.
- Había una vez un principe tan feo, tan feo, tan feo que cenicienta se fue a casa a las 11:30
- Había una iglesia tan, tan, tan lejana que no iba ni Dios.
- Había una vez una señora que tenía un ataque de risa, y un ataque de risa, y un ataque de risa. Un día la señora se murió e inmediatamente fue traslada para hacerle la autopsia, ¡y no dieron con el chiste!
- Tenía la boca tan, tan, tan pequeña, que para decir tres, decía: uno, uno, uno.
- Era un hombre tan, tan, tan ignorante, que se regaba con la regadera del jardín para ver si así se cultivaba.
- Había una vez un hombre tan tacaño, pero tan tacaño, que cuando veía la misa los domingos por la televisión, la apagaba cuando llegaba la parte de las ofrendas.
- Era una iglesia tan, tan, tan pobre que la misa del gallo la hacían con avecrem .
- Era una iglesia tan, tan pequeña que no cabía ni Dios.
- Había una vez una ciudad tan seca, tan seca, pero tan seca, que las vacas daban leche en polvo.
- Había una vez una señora tan gorda, tan gorda, pero tan gorda, que su ángel de la guarda tenía que dormir en otro cuarto.
- Había una vez un carro tan, tan, pero tan viejo, que el conductor sacaba la mano para virar, y le daban una limosna.
- Había una vez un hombre tan feo, tan feo, tan feo que fue a un concurso de feos y lo perdió por feo.
- Había una vez un hombre tan pequeño, tan pequeño, que en vez de viajar en metro, viajaba en centímetro.
- Había una vez un hombre tan, hombre tan, pero tan optimista, que cuando le dio un infarto dijo que era una corazonada.
- Era una mujer tan, tan, tan bajita, que le encantaba enfermar para que el médico le diera de alta.
- Era un tipo tan, tan, tan gordo, que su ángel de la guarda tenía que dormir en otra cama.
- Era una tía tan, tan, tan fea, que cuando envió su foto por correo electrónico la detecto el antivirus.
- Era un señor tan, tan, tan sordo, que contestaba alteléfono aunque no sonara.
- Había una vez una señora tan, tan, tan arrugada, pero tan arrugada que cuando lloraba, las lagrimas les bajaban en jeep.
- Era tan, tan, tan alto, que de que alguien le pisara el callo, pasaban por lo menos diez minutos hasta que sentía el dolor.
- Era tan, tan, tan tonto, que no compraba mesita de noche porque no tenía donde ponerla de día.
- Era tan, tan, tan miope que tenía las gafas en la nariz y no las veía.
- Era un señor tan, tan, tan delgado, que tenía que pasar dos veces la aduana para haber si había pasado al país vecino.
- Era tan, tan, tan tonto, que creía que para la vista cansada lo mejor era ver la televisión sentado en una silla.
- Era tan, tan, tan viejo, tan viejo, que de niño no jugó a los caballitos, sino a los dinosaurios.
- Era tan, tan, tan bajito, tan bajito, que no tenía sien, apenas llegaba a cincuenta.
- Era una señora tan, tan, tan alta, que en vez de cumplir años cumplía metros.
- Era un campesino tan, tan, tan tonto, que cuando terminó de arar se dió cuenta de que no había atado a los bueyes al arado.
- Era un tipo tan alto, tan alto, pero tan alto, que se tropezaba miércoles y caía viernes.
- Era un tío tan torpe, tan torpe, tan torpe que hasta tropezaba con su sombra.
- Era tan, tan, tan educado, que antes de empezar a hablar se quitaba el bigote.
- Habia una pasteleria tan sucia, tan sucia que hasta el Cabello de Angel tenia caspa.
- Era una mujer, tan pero tan chiquita, que en lugar de dar a luz, sacaba chispas.
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Comentarios
Ahí va otro variación de uno que habéis puesto:
Eso era un tío tan feo, tan feo, tan feo que fue a un concurso de feos y le hicieron la prueba del doping.